Bueno, ya que es mi primera entrada, os pongo en antecedentes: Soy
programador, me encanta Linux, odio a Windows, odio muuucho a Internet Explorer,
llevo cosa de 1 año usando casi exclusivamente Ubuntu
en casa, y recientemente me he propuesto el reto de pasarme a Debian.
¿Por qué Debian?
- Para aprender más de Linux
- Para poder colaborar con la distribución en un futuro (espero), y que dichas colaboraciones beneficien a todas las distros basadas en Debian, entre ellas Ubuntu
- Porque me convence más su filosofía
- Porque prefiero tener más control sobre qué instalo en mi ordenador
- Porque soy un friki
La ventaja de haber estado usando tanto tiempo Ubuntu es que ya sabes de qué es capaz Linux, con lo cual luego llegas a Debian y no tienes ni la mitad de cosas que tienes con
Ubuntu al instalar, pero al menos ya sabes que si no van, es por algo.
Debí haber puesto aquí unas cuantas cosas más de las que me han pasado... Si
recuerdo alguna la iré poniendo, pero de momento voy a exponer lo que me ha pasado
hoy.
Problema: Configuro las cuentas con Empathy
y ahora resulta que cada vez que inicio sesión, gnome-keyring me pide la contraseña
para desbloquear el depósito default, en el que están esas claves. Y esto cansa, porque para iniciar la sesión metes la
contraseña, y luego tienes que volver a meterla... ¡¡ARRGH!!
Hay 3 opciones:
- Ajo y agua... no me convencía.
- Quitar la contraseña al depósito de claves. Esto no me convencía porque perdía la seguridad que proporciona gnome-keyring.
- Configurarlo para que cree un depósito de claves que se abra automáticamente con mi misma contraseña de sesión. Esto pinta mejor...
Solución: Instalar el paquete libpam-gnome-keyring, que básicamente crea un depósito de claves llamado login el cual abre automáticamente con tu clave de usuario al iniciar la sesión
en Gnome. También tienes una descripción más detallada en su página de Gnome.
# aptitude install libpam-gnome-keyring
Problema: Mis claves están en el depósito default, no en login, así que sigue pidiéndome la clave al entrar.
Solución: Borra ~/.gnome2/keyrings/, cierra la sesión, ábrela de nuevo, y vuelve a crear tus
claves (espero que no tengas muchas). Desde terminal:
$ rm --recursive ~/.gnome2/keyrings/
Listo. Nuestras claves seguirán cifradas con nuestro querido gnome-keyring sin
necesidad de tener que poner la contraseña de descifrado cada vez.