Al principio está bien eso de recordar cada usuario, servidor y contraseña a los que te conectas... hasta que el número empieza a aumentar y la memoria a disminuir.
Claves SSH
El viejo truco para aumentar la seguridad y disminuir la complejidad: la clave privada y la clave pública.
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Genera tu juego de claves:
$ ssh-keygen
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Copia tu clave pública al servidor que usas:
$ ssh-copy-id usuario@servidor
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Conéctate sin contraseña de por vida:
$ ssh usuario@servidor
Bueno, puede que te haya pedido una contraseña, pero es la de desbloqueo de la clave, y normalmente puedes usar agentes que incluyen los entornos de escritorio que te permiten desbloquearla automáticamente el resto de la sesión.
Es importante proteger tu clave privada con contraseña, porque de
otro modo cualquier usuario root
podría acceder a ella.
Más información:
$ man ssh-keygen $ man ssh-copy-id
Guarda tus datos de sesión
Puesto que ya te has olvidado de las contraseñas para siempre, tener un fichero de
texto plano con el resto de tus datos de acceso no es descabellado. Ese fichero está
en ~/.ssh/config
y tiene un aspecto similar a este:
Host 11.22.33.44 User holamellamopepito
De modo que la próxima vez que ejecutemos
ssh 11.22.33.44
automáticamente usará el usuario
holamellamopepito
para conectarse. Pero aún puede hacerse mejor:
# Conexión al trabajo Host trabajo HostName 11.22.33.44 User holamellamopepito Port 44444 ForwardX11 yes # Conexión a casa Host casa HostName 44.55.66.77 User pepitoencasa ForwardX11 yes
Como ves, puedes poner comentarios, y si indicas el servidor como
HostName
, puedes ponerle una abreviatura en Host
, que será
la que uses al conectar. El resto de parámetros hasta el siguiente
Host
se aplicarán automáticamente.
Más información:
$ man ssh_config